Cataratas: qué son, cómo se diagnostican, se operan y se cuidan tras la cirugía

Las cataratas, un enemigo silencioso de la visión, aparecen cuando el cristalino se vuelve opaco poco a poco, como quien intenta mirar a través de un parabrisas empañado en un día lluvioso. Aunque afectan principalmente a los mayores y son responsables de la mayor parte de los casos de ceguera reversible, no todo está perdido: existen soluciones eficaces si se reconoce el problema a tiempo. La clave, que nunca conviene olvidar, está en entender sus síntomas, el proceso para diagnosticar esta afección y las alternativas quirúrgicas, que, por fortuna, han avanzado de forma muy notable.

¿Cómo sé si tengo cataratas? Identifica los síntomas clave

Ciertamente, las cataratas no suelen anunciarse de golpe. Su aparición es gradual y es habitual que los primeros indicios se tomen como cambios menores o simples molestias del día a día. Sin embargo, al pasar las semanas o meses, la opacidad del cristalino trae consigo alteraciones visuales tan claras que se convierten en un verdadero obstáculo cotidiano.

Poner atención a pequeñas señales resulta esencial si uno quiere detectar este problema antes de que condicione demasiado su vida. Los síntomas más frecuentes, algunos de los cuales sorprenden cuando uno los conoce, pueden ser:

  • Visión borrosa o nublada: Este síntoma es, sin duda, lo más reconocible. La imagen se tiñe de “niebla”, dificultando distinguir detalles, como si los objetos estuvieran siempre detrás de una fina cortina.
  • Sensibilidad a la luz (fotofobia): Algunos lo describen como una molestia constante cuando las luces son intensas, por ejemplo los faros por la noche, llegando incluso a afectar la conducción.
  • Percepción de halos: Es fácil notar aureolas difusas o círculos alrededor de luces, una situación incómoda sobre todo en ambientes nocturnos.
  • Pérdida de intensidad en los colores: De repente, los colores parecen desvaídos, menos alegres de lo habitual, como si todo adquiriese un filtro grisáceo o amarillento.
  • Cambios frecuentes en la graduación: No son pocos los que se ven obligados a visitar con frecuencia la óptica, aunque las nuevas gafas suelen no resolver del todo la claridad de visión.
  • Visión doble en un solo ojo: Una experiencia extraña, pero que aparece en ciertas personas, y que puede despistar pues sólo involucra un ojo.
  • Mejora temporal de la visión cercana: Como si fuera un truco momentáneo, hay quienes notan que la letra pequeña repentinamente es más fácil de leer, aunque este fenómeno precede a un inevitable declive visual posterior.

Ahora bien, la edad es quien suele dictar el ritmo de aparición de las cataratas. En España, resulta llamativo que casi la mitad de las personas entre 65 y 74 años conviven con algún grado de esta afección, cifra que sube notablemente tras los 70 años. Por cierto, las mujeres acusan una mayor frecuencia en edades avanzadas. No obstante, no es solo cosa de años: la diabetes, la miopía importante, fumar, exponerse demasiado al sol sin protección, y tomar ciertas medicinas como los corticoides, empujan a que lleguen antes de lo esperado.

¿Qué pruebas me harán para confirmar el diagnóstico?

Cualquier persona que note alguno de los síntomas anteriores probablemente terminará en la consulta del oftalmólogo, quien, casi siempre, realiza una exploración muy minuciosa del ojo. Aunque el diagnóstico cuenta con un protocolo claro, cada caso puede requerir algún paso extra o diferente en busca de descartar otros problemas o certificar la magnitud de la catarata.

Las pruebas más habituales, que suelen ser rápidas y molestas sólo lo justo, incluyen:

  1. Medición de la agudeza visual: Un clásico. Tocará leer letras, números o figuras para averiguar hasta dónde llegan los ojos, tanto de lejos como de cerca.
  2. Exploración con lámpara de hendidura: Aquí, gracias a un microscopio potente y tras dilatar la pupila, el oftalmólogo examina el cristalino y otras estructuras del ojo, siendo capaz de ver todo en detalle.
  3. Tonometría: Sirve para medir la presión dentro del ojo. Aunque no es una catarata, el glaucoma puede coexistir y, si aparece, cambiará el modo de actuar del especialista.
  4. Examen del fondo de ojo: Un paso vital que se realiza mirando la retina y el nervio óptico, ideal para descartar la presencia de otras enfermedades potencialmente limitantes para la mejora visual.
  5. Biometría ocular: Cuando la cirugía se plantea, la precisión se convierte en imprescindible. Aquí, se miden parámetros fundamentales del ojo para escoger la lente artificial más adecuada.

Sin embargo, a veces pueden pedirte una topografía corneal para estudiar la superficie de la córnea, o quizá una OCT si surgen sospechas de problemas en la mácula. Estos avances permiten personalizar aún más el diagnóstico.

¿Cuál es el tratamiento para las cataratas?

Lamentablemente, ningún medicamento, gota o ejercicio ha demostrado revertir esta opacidad del cristalino. En este sentido, sólo la cirugía se considera la alternativa definitiva y realmente eficaz, devolviendo la claridad a la visión de millones de personas cada año.

Ahora bien, la decisión de operar no suele basarse en un cálculo frío, sino en observar hasta qué punto las dificultades visuales interfieren en la vida cotidiana. Si leer cuesta más, si conducir se vuelve peligroso o si actividades simples ya no resultan placenteras, suele llegar el momento de considerar seriamente la intervención.

La operación: paso a paso del procedimiento

Hoy en día, la técnica reina en las salas de quirófano es la llamada facoemulsificación, un procedimiento mucho menos invasivo de lo que algunos piensan. En la mayoría de los casos, el paciente se va a casa en el mismo día tras la operación, que dura sólo entre 15 y 30 minutos y se realiza habitualmente con gotas anestésicas. El proceso, aunque requiere precisión extrema, suele seguir estas etapas:

  1. Microincisión: El cirujano realiza un corte diminuto, prácticamente invisible, en la córnea.
  2. Apertura de la cápsula: Se hace una abertura circular en la membrana que recubre el cristalino, dando acceso a la catarata.
  3. Fragmentación y aspiración: Con un dispositivo que libera ultrasonidos, se deshace el núcleo opaco y se elimina cuidadosamente el material fragmentado.
  4. Implante de la lente: A continuación, se introduce la lente intraocular previamente seleccionada, que se despliega en el lugar del cristalino extraído.
  5. Cierre: Como la incisión es tan pequeña, normalmente no se requieren puntos y el ojo comienza a recuperarse inmediatamente.

Tipos de lentes intraoculares para reemplazar el cristalino

La elección de la lente adecuada no es un asunto menor. En realidad, junto con el oftalmólogo, el paciente suele valorar cuál es la mejor según sus actividades, expectativas y tipo de vista previa. Las opciones incluyen:

Tipo de LenteFoco PrincipalNecesidad de GafasConsideraciones Adicionales
MonofocalUna distancia (habitualmente lejos)Sí, para ver de cerca o a distancias intermediasEs la más usada en la sanidad pública debido a su gran calidad óptica.
MultifocalDistancias múltiples (cerca, lejos, intermedia)Puede disminuir o evitar el uso de gafasAlgunas personas experimentan halos o deslumbramientos, sobre todo por la noche.
TóricaCompensa el astigmatismoDepende de si es monofocal o multifocalEspecialmente indicada para quienes ya tenían astigmatismo importante.
EDOF (Foco Extendido)Mejor enfoque en varias distanciasReduce la necesidad de gafas para tareas intermediasPersigue una visión flexible y menos molestias ópticas que las multifocales tradicionales.

¿Qué cuidados debo seguir después de la operación?

No basta con una buena operación; parte del éxito depende del seguimiento en casa. La recuperación suele prolongarse entre cuatro y seis semanas, aunque los primeros días son los más importantes para evitar contratiempos.

Recomendaciones y limitaciones durante la recuperación

  • Tratamiento con colirios: Lo esencial es no saltarse ni una gota de los colirios antibióticos y antiinflamatorios, siguiendo a rajatabla la pauta que indique el médico, pues previenen complicaciones serias.
  • Reposo relativo: Idealmente, los primeros días deben pasar sin esfuerzos excesivos, sin cargar peso y evitando movimientos bruscos que puedan poner en peligro el ojo.
  • Protección ocular: Es fundamental usar gafas de sol cuando se sale y puede ser útil emplear un protector mientras se duerme durante la primera semana.
  • Higiene: Puedes ducharte, pero siempre con sumo cuidado para que ni el pelo, ni el agua, ni el jabón, se acerquen al ojo intervenido. Inclina la cabeza hacia atrás al lavarte.
  • Actividades prohibidas: Ni piscinas, ni mar, ni maquillaje para los ojos durante varias semanas; algo tan sencillo puede evitar infecciones.

Recomendaciones y limitaciones durante la recuperación

  • Tratamiento con colirios: Lo esencial es no saltarse ni una gota de los colirios antibióticos y antiinflamatorios, siguiendo a rajatabla la pauta que indique el médico, pues previenen complicaciones serias.
  • Reposo relativo: Idealmente, los primeros días deben pasar sin esfuerzos excesivos, sin cargar peso y evitando movimientos bruscos que puedan poner en peligro el ojo.
  • Protección ocular: Es fundamental usar gafas de sol cuando se sale y puede ser útil emplear un protector mientras se duerme durante la primera semana.
  • Higiene: Puedes ducharte, pero siempre con sumo cuidado para que ni el pelo, ni el agua, ni el jabón, se acerquen al ojo intervenido. Inclina la cabeza hacia atrás al lavarte.
  • Actividades prohibidas: Ni piscinas, ni mar, ni maquillaje para los ojos durante varias semanas; algo tan sencillo puede evitar infecciones.

La cirugía de cataratas es vista como uno de los mayores logros de la medicina actual y no es exagerado decir que cada año devuelve la independencia y la libertad visual a millones de personas, además de corregir defectos que llevaban arrastrando años como la miopía o el astigmatismo. Su tasa de éxito supera el 95%, así que, nada más percibas las primeras señales, busca orientación profesional. Anticiparse es, sin duda, la mejor estrategia para volver a ver la vida en colores y detalles, sin brumas. Al apostar por la salud ocular, estás cuidando tu autonomía y calidad de vida futura, lo que realmente importa al final del camino.

Subir